Se sabe que Gertrude
Stein era una mujer atrevida en sus opiniones y con un sentido del humor
peculiar; pues bien, el título mismo de este libro demuestra su talento y la
voluntad de ir más allá de lo establecido en cuanto a géneros literarios:
aparentemente estamos leyendo un texto autobiográfico y quien lo firma es Alice
B. Toklas, la secretaria y compañera sentimental de la gran autora, pero quien
está detrás de estas páginas es la misma Gertrude Stein. Así, al hilo de la voz
de Alice, entramos en la casa que las dos mujeres compartieron en París entre
1903 y 1933, por donde desfilaban las figuras que definieron lo que sería la
cultura de principios del siglo XX. Comiendo con Picasso, cenando con Hemingway
o hablando de sombreros con Marcelle Braque, se fue creando una tradición
intelectual que hoy ya es clásica, y a Gertrude Stein debemos el gran favor de
haber abierto las puertas de este salón donde las anécdotas, divertidas o
trágicas, acabaron convirtiéndose en Historia con mayúsculas.