Pocas veces en la
literatura se ha retratado de manera tan humana, vital y honesta la relación
entre una madre y su hija como en Apegos feroces, las memorias de la escritora
y activista Vivian Gornick, ahora publicadas por primera vez en español desde
que vieran la luz en inglés en 1987. Gornick, una mujer madura, camina con su
madre, ya anciana, por las calles de Manhattan, y en el transcurso de esos
paseos llenos de reproches, de recuerdos y complicidades, va desgranando el
relato de la lucha de una hija por encontrar su propio lugar en el mundo. Desde
muy temprano, Gornick se ve influenciada por dos modelos femeninos muy
distintos: uno, el de su madre, una mujer neurótica, terca e inteligente que
dedica toda su energía al cuidado de su familia, que coloca el amor en el
centro de su existencia y renuncia a cualquier otro ideal; el otro, el de Nettie,
la joven vecina apasionada, inexperta y dependiente, viuda y madre de un bebé,
que sólo se siente segura frente a los hombres, consciente de que es
sensualidad en estado puro. Ambas, figuras protagónicas en el mundo plagado de
mujeres que es su entorno, representan modelos que la joven Gornick ansia y
detesta encarnar, y que determinarán su relación con los hombres, el trabajo y
otras mujeres durante el resto de su vida. Ésta es la historia de un vínculo
delicado y fatigoso, de un nexo que define y limita al mismo tiempo, pero
también es el retrato de una sociedad y una época, y una extensa meditación
sobre la experiencia de ser mujer.