Cuando escribió los primeros capítulos de lo
que en un principio se titulaba «Historia de un muñeco», el propio Collodi lo
calificó de «chiquillada», sin imaginar la trascendencia que tendrían las
aventuras de su travieso muñeco de madera. Quizá el éxito del Pinocho se deba a
que niños y hombres nos reconocemos en él. Y es que, como ha dicho Nicola
Rilli, «Pinocho representa un análisis profundo de la vida en general del
hombre común, que vive su vida común, a veces de grandes valores y a veces
incolora y chata. Lo que importa hacer notar es la realidad con que Carlo trata
el tema humano, encerrado en la historia de ese muñeco que nos entusiasma y nos
conmueve».