Cuando los pasajeros del «Chancellor»
descubren que su barco está ardiendo, aún no son capaces de imaginar los
horrores que les aguardan. Verne, gran admirador de Poe, quiso escribir un
relato de tal crueldad, que recordara «La narración de A. G. Pym». «Le llevaré
un volumen de un realismo espantoso —escribió a su editor—. Creo que la balsa
de «La Medusa» no ha producido nada tan terrible». Con el estilo cortado propio
de un diario, uno de los náufragos cuenta las torturas que padecen en una balsa
perdida en el océano. Pero, como es habitual en Verne, siempre hay personajes
cuya inocencia y heroísmo alcanzan límites increíbles.