Un día cualquiera, «un
día estúpido», condicionará el resto de su existencia.
La envolvente y apasionante historia de una espera.
«Durante un tiempo no
estuvo segura de si su marido era su marido. A veces creía que sí, a veces
creía que no, y a veces decidía no creer nada y seguir viviendo su vida con él,
o con aquel hombre semejante a él, mayor que él. Pero también ella se había
hecho mayor por su cuenta, en su ausencia, era muy joven cuando se casó. »
Muy jóvenes se conocieron
Berta Isla y Tomás Nevinson en Madrid, y muy pronta fue su determinación de
pasar la vida juntos, sin sospechar que los aguardaba una convivencia intermitente
y después una desaparición. Tomás, medio español y medio inglés, es un
superdotado para las lenguas y los acentos, y eso hace que, durante sus
estudios en Oxford, la Corona ponga sus ojos en él. Un día cualquiera, «un día
estúpido» que se podría haber ahorrado, condicionará el resto de su existencia,
así como la de su mujer.
Berta Isla es la envolvente y apasionante historia de
una espera y de una evolución, la de su protagonista. También de la fragilidad
y la tenacidad de una relación amorosa condenada al secreto y a la ocultación,
al fingimiento y a la conjetura, y en última instancia al resentimiento
mezclado con la lealtad.
O, como dice una cita de
Dickens hacia el final del libro, es la muestra de que «cada corazón palpitante
es un secreto para el corazón más próximo, el que dormita y late a su lado». Y
es también la historia de quienes quieren parar desgracias e intervenir en el
universo, para acabar encontrándose desterrados de él.